Jaxon Buell, el niño que nació sin parte del cerebro murió a los 5 años. Su caso le dio la vuelta al mundo desde el 27 de agosto de 2014, fue apodado como “Jaxon Strong”, por su valentía al aferrarse a la vida teniendo una malformación cerebral tal extrema.
El pasado 01 de abril Jaxon falleció en Carolina del Norte según informaron sus padres.
Jaxon nació en Orlando, Florida con microhidranencefalia, una anomalía del desarrollo que afecta el cerebro. Le faltaba el 80% del cerebro, el cerebelo, el área encargada de controlar el movimiento, la coordinación y el equilibrio, fue la parte más afectada.
Según los médicos, presumen que su cerebro dejó de formarse unas semanas después de ser concebido.
Durante el embarazo no se presentaron complicaciones hasta la semana 17, cuando en una ecografía determinaron que faltaba parte de su cerebro. Después le hicieron una serie de pruebas diagnósticas.
Brandon Bruell, padre de Jaxon, de 35 años, relató cómo fueron los últimos momentos del pequeño.
“Falleció en mis brazos y rodeado de sus padres y familiares que lo amábamos y le ofrecimos consuelo y un sinfín de horas de acurrucamiento durante sus últimos días”, relató Brandon.
“Finalmente Jaxon falleció, cuando su cuerpo y sus órganos dejaron de funcionar, tal como suele ocurrirles a los niños como él. Esto no tuvo absolutamente nada que ver con el COVID-19, pero fue algo que siempre supimos, desde el principio, que posiblemente sucedería. Simplemente no sabíamos cuándo”.
Recientemente, Jaxon ingresó a un centro de cuidados paliativos después de que su estado de salud empeorara, la familia se estaba preparando para darle el último adiós.
“El legado de Jaxon se trata de su fuerza y su increíble espíritu dulce. Realmente me hizo a mí, a su madre, a su familia y a todos los que aprendieron de su historia mejores personas”, relató el padre del niño.
“Hay un milagro detrás de la historia de Jaxon. Queremos que otras familias sepan que incluso cuando hay una situación oscura, cada vida debe celebrarse, valorarse y apreciarse”, dijo Brandon.
Cuando diagnosticaron a Jaxon, los médicos les dijeron a sus padres que no sabían si nacería con vida. Pero el pequeño dejó escapar un grito cuando llegó al mundo a través de una cesárea a las 37 semanas de gestación.
Era muy pequeño y su cabeza no se había desarrollado completamente, pero sus padres se enfocaron en sus preciosos ojos brillantes y sus ganas de vivir.
El bebé tuvo que permanecer en la unidad de cuidados intensivos neonatales durante tres semanas y media, los latidos de su corazón eran fuertes y respiraba con normalidad.
“Los médicos nos dijeron que no había nada que pudieran hacer para salvar su vida, que la única opción era llevarlo a casa y ofrecerle comodidad”, relató Brandon en el año 2015.
Los padres de Jaxon tuvieron que aprender cómo usar una sonda de alimentación, también, a lidiar con las convulsiones que él sufría y los períodos de extrema irritabilidad.
Jaxon tenía una visión borrosa, pero su audición era buena, sonreía con frecuencia y se sentía cómodo en casa. Y aunque los médicos dijeron que no cumpliría el primer año de vida, él venció todos los pronósticos.
A medida que fue creciendo, gracias a sesiones de terapias fue progresando. No tenía movimientos voluntarios, pero después de que cumplió 2 años logró fruncir los labios para dar besos.
En diciembre del 2017 lo llevaron a conocer a Papá Noel, y su imagen en los brazos de Santa conmovieron a miles de personas.
Efectivamente, como dijo Brandon, hay un milagro detrás de la historia de su pequeño y siempre permanecerá en el corazón de todos. Compartamos un mensaje de consuelo con su familia en tan duros momentos.
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