Viajar en avión puede ser una situación estresante para cualquiera, sobre todo para los más pequeños del hogar quienes se ven abrumados al estar en un espacio tan reducido, donde la presión aumenta y deben permanecer en el asiento en muchos casos por tiempo prolongado.
Esto fue a lo que se enfrentó una amorosa madre llamada Kelsey Zwick y jamás esperó la acción de generosidad que uno de sus compañeros de vuelo tendría al momento en que ella y su hija Lucy, de solo once meses de edad, abordaran el avión desde Orlando, Florida, con destino a Filadelfia.
Ella y su pequeña hija Lucy estaban en camino hacia el Hospital de Niños (CHOP), debido a que la pequeña había nacido prematuramente junto con su gemela idéntica, llamada Eva, y sufría de múltiples problemas de salud.
Kelsey subió normalmente al avión, ubicó con facilidad su asiento entre el resto de los pasajeros y, al poco tiempo de haberse acomodado en el lugar, la azafata se le acercó para darle un mensaje de un pasajero que le haría derramar más de una lágrima.
Cuando Lucy nació, con tan solo 29 semanas de gestación, su carita tenía un color azulado marcando el inicio de una serie de problemas médicos bastante delicados. Le detectaron una enfermedad pulmonar crónica derivada de un síndrome de transfusión entre las gemelas. Por ello, tuvo que permanecer bajo máxima revisión y tratamiento especializado.
Después de unos meses las gemelas finalmente pudieron ir a casa, sin embargo, la pequeña Lucy no ha logrado recuperar la capacidad natural de sus pulmones y requiere recibir oxígeno a través de una máquina portátil durante gran parte del día, especialmente durante las noches y cuando tiene que realizar algún viaje en avión.
Jasón Kunselman, un ingeniero industrial de Pensilvania, se encontraba en el mismo vuelo de regreso a casa: era el día de su cumpleaños y por ello decidió comprar un boleto de primera clase después de haber terminado una larga jornada de trabajo en Florida.
El cumpleañero no pudo evitar notar cuando Kelsey subió al avión con su hija y la máquina de oxígeno, cuyo tamaño supera los compartimentos superiores y tuvo que cargarlo en el mismo asiento junto a su pequeña.
Fue entonces que la azafata se dirigió hacia la mujer con el mensaje más empático que jamás imaginó. El hombre del asiento 2D de la primera fila estaba esperándola para cambiar de asiento.
El noble gesto conmovió tanto a Kelsey que no pudo contener sus lágrimas. Ella se acercó al amable señor y le agradeció, no solo por el asiento sino también por haberse dado cuenta y haber tenido el corazón para pensar en su hija.
Este es un claro ejemplo de humildad y solidaridad. Siempre podemos ayudar a las personas que más lo necesitan y no hay mejor regalo de cumpleaños que el saber que estamos contribuyendo a un mundo mejor a través de pequeñas acciones. Para seguir las aventuras de esta valiente bebé y su hermanita, puedes seguirla en su cuenta de Instagram.
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