La materia oscura ultraligera se puede detectar dentro del Sol colocando una red de relojes atómicos ultraprecisos en el espacio.
En el siglo XX, al analizar la rotación de los brazos de las galaxias espirales, se descubrieron graves anomalías.
Las estrellas en ellas no giran alrededor del centro como deberían, como si estuvieran afectadas por una gran masa oculta.
En este sentido, los astrónomos han introducido el concepto de materia oscura, una variable que, cuando se suma a las ecuaciones de movimiento, hace que el modelo parezca de la vida real.
Se cree que esta materia oscura no interactúa con la radiación electromagnética, incluida la luz, y por lo tanto no se puede ver, solo se puede calcular a partir de la influencia gravitacional.
Según una teoría, la materia oscura está formada por axiones, partículas ultraligeras que se asemejan a los neutrinos. Según las predicciones de los teóricos, los cúmulos de estas partículas pueden estar ubicados en las cercanías del Sol.
La masa de estos cúmulos debería afectar el espacio-tiempo, es decir, ralentizar el flujo del tiempo.
El hecho de tal ralentización, distinta de la provocada por la gravedad de los objetos conocidos, puede detectarse mediante un conjunto de sensores con relojes precisos.
“Proponemos lanzar una misión SpaceQ en las inmediaciones de la estrella, que consistirá en una o más sondas equipadas con relojes atómicos ultraprecisos y sensores cuánticos.
Sus mediciones nos ayudarán a comprender si existe una acumulación invisible de partículas ultraligeras de materia oscura dentro del Sol y en sus inmediaciones”, escriben los autores del artículo científico.
Para que la misión de SpaceQ tenga sentido, sus dispositivos deben estar ubicados tres veces más cerca del Sol que Mercurio.
Fuente: mundooculto.es