Hay historias que nos recuerdan el verdadero valor de la vida y lo afortunado que somos frente a tantas circunstancias difíciles.
Unas de ellas es precisamente la situación por la que atraviesa Eduardo Corte, quien ha quedado viudo pero con un gran regalo y responsabilidad en sus brazos: su hijo Arthur Corte Rosa.
El 10 de julio nació el pequeño niño y sólo cinco días después, su madre falleció por el Síndrome HELLP, una rara complicación causada por la presión arterial alta al final del embarazo.
Además de esto Arthur tiene síndrome de Down pero aunque la vida se empeña en pintarse de gris, Eduardo sólo apuesta por el amor y la dedicación para criar a su hijo y juntos lograr salir adelante.
Este hombre de Carolina del Sur, conoció a su esposa Gizelly en una fiesta y cuatro meses después ya estaban viviendo juntos. Enterarse que iban a ser padres fue una experiencia maravillosa para ambos.
El embarazo fue mágico, sublime, perfecto. Ella me decía: ¿por qué estás tanto detrás de mí? Porque cada vez que miro, te encuentro más hermosa», recuerda Eduardo.
Aunque la pareja se había preparado para enfrentar de mejor manera la responsabilidad de un niño con necesidades especiales. Arthur jamás imaginó que la muerte sorprendería a su compañera de 39 años, y que le tocaría solo la crianza de su pequeño.
Eduardo vive actualmente en Florianópolis, la capital del estado de Santa Catarina en el sur de Brasil. País en el que el pasado domingo 11 de agosto se celebró el día del Padre.
Este ha sido el primer año de este hombre como papá pero una alegría algo agridulce.
A pesar del dolor, Eduardo no se ha dejado amilanar y con gallardía mira hacia el futuro junto a su hijo.
Por ese motivo, este sujeto ha buscado en las redes diferentes grupos para padres con niños como Arthur y espera ayudarse de estos para salir adelante y superarse cada día.
Además de esto, este padre también se siente tranquilo al saber que su esposa se despidió de este mundo pudiendo realizar cada uno de los sueños que se había proyectado.
«Cumplió sus cuatro sueños: el primero fue ir a Disney, tenía 14 o 15 años cuando lo hizo. Después quiso casarse. Y dijo que se casó con el hombre de su vida. Eso no tiene precio para mí.
Porque también me casé con la mujer de mi vida. El tercer sueño más grande era tener su propia casa. Hace tres meses compramos este departamento. Y el último era ser madre«, dijo Eduardo emocionado.
Aunque el destino pueda no pintarse muy claro para este pequeño núcleo familiar, el valor de este hombre realmente nos conmueve. Con mucha valentía, Eduardo ha logrado levantarse y todo lo ha hecho por el bienestar de su pequeño y en memoria de su amada esposa.
Esperamos que la vida le depare un camino lleno de bendiciones para ambos.
Si alguna vez has sentido que tu vida es complicada vale la pena mirar la historia de estas personas y saber que nunca habrá nada que pueda hacerte perder la esperanza. Comparte y transmite su inspirador ejemplo.
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